Chile es el undécimo país del mundo en producción de vino. Siempre conocemos los vinos españoles, franceses, italianos… pero muchos no conocemos las propiedades y la riqueza de los productos que son capaces de aflorar de la tierra chilena. En este post intentaremos daros razones de peso para que abráis la mente y descubráis nuevos límites.
El mercado interno del vino en Chile es cada vez más dinámico y competitivo. Sin embargo, más del 50% de su producción se destina al mercado exterior, es decir se exporta a otros países. Síntoma de que cada vez más este vino es una seria opción para los amantes de este caldo. Se encuentra en más de 100 países de los cinco continentes.
La historia del vino chileno comienza con la llegada de los españoles a este país. Su cultivo fue evolucionando durante los siglos, pero en el Siglo XX hubo un gran parón debido a la legislación contra el Alcohol. A partir de la década de los ochenta la calidad del vino fue en aumento y se fortalecieron los lazos comerciales enológicos entre Chile y Estados Unidos.
La calidad del vino chileno viene dado por su clima neutro, con temperaturas altas durante el día, pero con un fuerte alivio por las noches para la vid. La tierra tiene propiedades muy diversas. Debido al deshielo son suelos ricos en minerales provenientes de las montañas. Unas condiciones ideales para que crezcan unas fuertes y sanas cepas.
En Chile hay diversas variedades de uvas dando lugar a vinos rosados, tintos y blancos. Pero hay una variedad que destaca por encima del resto: carménère. Este tipo de uva llegó a Chile en el Siglo XIX desde Francia. En su lugar de origen (Burdeos) fue arrasada por la filoxera. Sin embargo, las condiciones climatológicas de Chile mantienen a este insecto lejos de las vides que allí crecen. Es por ello que esta variedad de uva se ha desarrollado casi exclusivamente en Chile. De hecho, los enólogos chilenos se esfuerzan por fabricar con este tipo de uva un vino especial e inconfundiblemente «chileno».
Winemaker’s Secret Barrels es una marca de vino chileno que oferta tres variedades. Dos de ellas, tinto y blanco, llegan a España de la mano de Interneika. Esta bodega se autodefine como un vino que es «como el vino no se atrevería a ser». Fuera de tecnicismos, sin etiquetas, que rompe paradigmas y que no solo sirve para disfrutarlo, sino también para pasarlo bien.
Ya conoces su historia, no tienes motivo para no aprovechar y descubrir el sabor del vino chileno.
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